La Bajada que nos une
- Sofía Clavijo
- 27 jun
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 jul


La medida del tiempo del herreño, por excelencia, es La Bajada. Cada cuatro años un paréntesis se abre desde el primer sábado de julio hasta el primer sábado de agosto. Ese paréntesis esta vez se demoró un poco más, pues en 2021 el mundo se paró, y no creo que necesitemos recordar por qué. Pero bien dicen que es importante aprender a cultivar la paciencia y saber esperar… en unos días llegará ese ansiado 5 de julio y la melodía de pitos, chácaras y tambores, marcará el inicio de un mes lleno de emociones y celebración.
La Bajada de La Virgen de Los Reyes nació del voto de aquellos pastores que, en el año 1741, le rogaban a la Madre Amada por ver caer agua del cielo y poner fin así a la gran sequía que asolaba la isla. Desde entonces y hasta hoy, la Bajada y todo lo que la rodea ha ido viviendo algunos cambios y se ha ido adaptando a nuevas circunstancias. Al margen de esto, lo que sí permanece inalterable es nuestro compromiso como herreños con la tradición. Somos muchos los que sentimos un gran regocijo al seguir cumpliendo con la promesa de nuestros antepasados casi 284 años después.
Conservar con esmero la esencia de nuestra mayor seña de identidad es ahora un reto y toda una demostración de respeto y amor por nuestras raíces y nuestra cultura
En alguno de esos veintiocho kilómetros que unen La Dehesa y Valverde, entre subidas y bajadas, entre tierra y alisios, entre cansancio e ilusión, volveremos a reencontrarnos cumpliendo nuestras promesas. Cada uno con su paso, con su ritmo y su sentir, pero todos compartiendo el mismo camino. En esta sociedad que a veces nos empuja hacia el individualismo y la independencia exagerada, la Bajada me reconecta con nuestra humana necesidad de sentir que pertenecemos a algo más grande, que somos parte de la misma tierra, que estamos juntos en esto y que precisamente por estar juntos es que todo cobra sentido.
Nuestra devoción por La Virgen de Los Reyes me recuerda también lo importante que es elegir lo que nos une en lugar de lo que nos separa
Aunque no lo creamos y el mundo, últimamente un poco loco, demuestre a veces lo contrario, no somos tan distintos. Hay un sencillo gesto que así me lo demuestra: en nuestra mítica tendida de manteles en la Cruz de Los Reyes, siempre hacemos un huequito por si viene alguien más… Ese pequeño detalle simboliza a la perfección la esencia de la Bajada y la nobleza que habita en el corazón del herreño.
¡Nos vemos en el camino!