El Teide: mitos y la realidad volcánica de Tenerife
- José Morales

- 18 ago
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Actualizado: 26 ago


Cuenta la leyenda que, en un tiempo remoto, Guayota, demonio de fuego y sombra, habitaba en las entrañas de Echeyde, la montaña sagrada que los antiguos consideraban la puerta al inframundo.
Un día, celoso del calor de Magec, el dios del Sol, lo secuestró y lo encerró en el corazón ardiente del volcán, sumiendo al mundo entero en la oscuridad.
Los guanches, aterrados por la ausencia de luz, imploraron a su dios Achamán, quien decidió poner fin a las tinieblas. Descendió del cielo, armado con sus poderosos rayos, y enfrentó al demonio en un combate de trueno y llama. Al final, Achamán derrotó a Guayota y liberó a Magec, devolviendo la luz a la isla.
Desde entonces, Echeyde se convirtió en la guarida del demonio. Para asegurarse de que no escapara, Achamán selló la cima con una piedra blanca, un candado divino sobre la boca del infierno.
Se dice que cada erupción del volcán es el intento de Guayota por romper sus cadenas… y que, aún hoy, quien recorre la cima en silencio puede escuchar, entre el viento, los lamentos del prisionero eterno
El Teide, conocido por los guanches como Echeyde, se alza en la isla de Tenerife (Canarias, España) como parte del complejo volcánico Teide–Pico Viejo, desarrollado en el interior de la caldera de Las Cañadas. Es un estratovolcán caracterizado por la alternancia de coladas de lava y depósitos piroclásticos, resultado de una evolución eruptiva compleja que se remonta a 170.000 años atrás. Su magma pertenece principalmente a series alcalinas diferenciadas, con erupciones recientes de composición mayoritariamente fonolítica, lo que implica una elevada viscosidad y favorece una dinámica eruptiva explosiva. No obstante, también ha registrado episodios efusivos significativos, evidenciando la diversidad de comportamientos del sistema volcánico.
El volcán, a día de hoy, despierta también el interés de todos los canarios; mil historias lo rodean y las preguntas en las cabezas de quienes lo divisan a diario son infinitas. En ocasiones me han llegado preguntas como: «¿Puede el Teide hacer desaparecer Canarias?», «Si “explota” el Teide, viviendo en La Laguna, ¿debería preocuparme?».
Para responder a estas preguntas, debemos tener unos conocimientos básicos sobre el vulcanismo de Tenerife en la actualidad. Tenerife presenta un sistema volcánico complejo, caracterizado por la coexistencia de diferentes tipos de actividad eruptiva.
Las erupciones máficas en las dorsales volcánicas, asociadas a los rifts de la isla, son predominantemente efusivas y generan coladas de lava basáltica, similares a las observadas en otras islas, como el Tajogaite. En la caldera de Las Cañadas, las erupciones félsicas ocurren con magmas más evolucionados y ricos en sílice, dando lugar a episodios ocasionalmente más explosivos; esta actividad está relacionada con la estructura del edificio volcánico Teide–Pico Viejo y con la presencia de cámaras magmáticas que permiten la evolución de los magmas. En la zona intermedia se ha identificado evidencia de interacción entre magmas basálticos y fonolíticos en áreas de transición entre los rifts y la caldera, generando magmas híbridos con características intermedias. Además, Tenerife alberga un sistema hidrotermal activo, estrechamente vinculado a su actividad volcánica.
Entonces, ¿qué deberíamos esperar de una erupción en Tenerife?
Lo primero y más importante es, como vimos en los párrafos anteriores, tener claro que Tenerife no es solamente el Teide
La mayor parte de las erupciones históricas registradas en la isla han sido pequeñas erupciones estrombolianas, incluso más pequeñas que la ocurrida en La Palma en 2021 o la submarina en El Hierro en 2011.
Si la erupción tuviera un comportamiento híbrido, tendría un componente explosivo algo mayor que lo vivido en las islas occidentales. Y si ocurriera en el interior de la caldera de Las Cañadas, sí podría producirse una erupción con un Índice de Explosividad Volcánica (VEI) más elevado. Todo esto, sin contar los diversos factores que pueden modificar el comportamiento de la erupción más allá de la composición magmática de la misma, como, por ejemplo, la interacción del magma con el acuífero.
¿Entonces, hay opción de que desaparezca Tenerife o Canarias? En el caso de Canarias, la respuesta es sencilla: una erupción en Tenerife, en cuanto a daños físicos que pudiera generar a las otras islas, solo causaría caída de ceniza, con la dirección determinada por los vientos, como se observó en el Tajogaite.
Respecto a Tenerife, bajo ningún concepto desaparecería
¿Por qué tanta preocupación, entonces? En Tenerife hay empadronadas 955.063 personas; si sumamos los visitantes temporales, se supera con creces el millón de habitantes. En las erupciones, los daños provienen de los materiales volcánicos emitidos por las mismas. Pueden darse dos escenarios:
La erupción ocurre en un lugar de bajo riesgo, donde la orografía actúe como barrera y no afecte a núcleos poblacionales, como en 1798, cuando la erupción de Narices del Teide solo afectó a la zona oeste de la caldera.
La erupción ocurre en una vertiente poblada, donde el impacto sería mucho mayor, como ocurrió ya en 1706, afectando a Garachico.
Si ocurriera una erupción en una vertiente de Tenerife, sin necesidad de que fuera gigantesca, simplemente con algo similar al Tajogaite o Tagoro, podría afectar a núcleos poblacionales y cambiar la economía y la historia de la isla en semanas. Tenerife está prácticamente construida en las partes bajas de las vertientes; la zona metropolitana, donde se encuentra la capital, está relativamente segura, pero otras áreas con alto historial eruptivo reciente, como Icod, Garachico, Santiago del Teide, Chío o Guía de Isora, concentran una población importante, llegando a ser esta incluso mayor que la de otras islas menores en su totalidad.
Es fundamental que todos los canarios, especialmente los habitantes de El Hierro, La Palma y Tenerife, las islas con mayor actividad volcánica, seamos conscientes de que vivimos en un entorno volcánico activo. Todas las rocas que vemos a diario, salvo pequeñas formaciones detríticas, tienen origen volcánico. Canarias está hecha por volcanes y seguirá formándose durante millones de años.
Por eso, si se emite un aviso de posible erupción, debemos tener preparados los planes de protección, tanto a nivel personal con nuestras casas, como a nivel comunitario con nuestros pueblos y ciudades, necesarios para que la recuperación de daños materiales sea lo más rápida posible. No es un mensaje alarmista, sino una llamada a la conciencia sobre el lugar al que llamamos hogar. De hecho, estoy escribiendo esto desde Isora, en El Hierro, una isla donde el vulcanismo ha estado activo recientemente en todas sus dorsales. Y no por ello voy a temer a mi isla, ni a mi pueblo, ni a mi tierra; simplemente tengo la claridad de que estoy en un lugar que está vivo y sigue cambiando, y esos cambios son los que han permitido que yo hoy esté aquí.
Tenerife está ampliamente vigilada; posiblemente sea uno de los lugares mejor monitorizados del mundo. Muchos profesionales dedican su día a día a estudiar “lo que hace Guayota” ahí abajo. Numerosos centros de investigación trabajan de forma conjunta para mantener a la población canaria a salvo: se diseñan planes de evacuación y actuación, se hacen modelos de avance de lava en erupciones supuestas, estudios de gases y sismología que nos dan las constantes vitales de la isla, estudios de petrología para conocer la génesis de las lavas, recopilación de bibliografía histórica sobre la actividad volcánica y un sinfín de estudios que harían esta lista interminable. Todo ello permite entender mejor lo que ocurre bajo nuestros pies.
Guayota sigue encerrado en Echeyde, intentando escapar de su prisión
Si algún día logra liberarse y vuelve a secuestrar a Magec, el dios del Sol, se encontrará con que la humanidad ha avanzado mucho desde su última salida… y se sorprenderá al ver que ya estábamos preparados para ello.

































